Busque alternativas antes de gritarle a su hijo
Los niños provocan emociones fuertes. Sus comportamientos, palabras y expresiones a menudo son positivos. Pueden hacernos ver el mundo de manera diferente o valorar un recuerdo, como la primera vez que dicen que nos aman. A veces, sin embargo, pueden hacernos sentir vergüenza, frustración e incluso ira, y provocarnos deseos de gritarles, pegarles o insultarlos. Estas respuestas no sirven; aumentan el riesgo de que el niño se convierta en un intimidador, afectan su rendimiento escolar y crean problemas a largo plazo.
Estos consejos le ayudarán a sobrellevar la situación cuando un hijo le haga perder la paciencia:
Perdonése. Si le ha gritado, dicho algo feo o pegado a un hijo por frustración, tome la determinación de no volver a hacerlo y olvídelo. Todos los padres tienen momentos de los que se arrepienten. Lo más importante en la vida de su niño es el presente; echarse la culpa de reacciones anteriores no es útil.
Sepa que usted no está solo. Si su hijo tiene una rabieta en el supermercado, muerde a otro niño o se pelea con un hermano en el hogar, recuerde que usted no es el único padre o madre al que le ha pasado esto. El hecho de que su niño haga algo malo no lo convierte a usted en mal padre o madre. Los sentimientos de rabia y frustración son normales. Muchos padres lidian con las mismas situaciones y sentimientos con respecto a los comportamientos desafiantes.
Considere la conducta como una forma de comunicación. El comportamiento de un niño es una manera de comunicar sus necesidades, pensamientos, sentimientos y emociones. A veces parece que un hijo está tratando de enojarnos. Sea paciente y comprenda que el comportamiento es un reflejo de lo que el niño está sintiendo; es la forma en que trata de comunicarse.
Entienda las conductas del niño. Lea lo que puede esperar a cada edad y en cada etapa del desarrollo. Muchas veces, la conducta es una parte normal del desarrollo. Esto puede contribuir a reducir la frustración.
Busque apoyo. Criar hijos es difícil, y la vida moderna agrega cargas adicionales a muchos padres que deben conciliar el trabajo y la vida familiar. Todos los padres necesitan apoyo. Tener con quien hablar, alguien que entienda lo que usted está pasando o que pueda cuidar a su niño en una emergencia o cuando necesita tiempo personal, puede hacer una gran diferencia.
Entienda sus respuestas. Antes de gritarle, pegarle o decirle cosas feas a un hijo, deténgase y piense en cómo responder. Tal vez se sienta frustrado o enojado por algo diferente de lo que el niño está haciendo. Antes de reaccionar, tómese un momento para afrontar sus propias emociones. Gritar, insultar o pegar tal vez pare el mal comportamiento, pero no resuelve las causas de fondo. Puede incluso crearle problemas a largo plazo al niño, afectar su rendimiento escolar o su capacidad para afrontar dificultades.
Póngase de acuerdo con su pareja. Los niños prosperan con hay rutinas y respuestas coherentes. Es más probable que escuchen si pueden anticipar cómo responderán los padres y las personas que los cuidan. Ya sea si vive o no con el otro padre o madre, es importante que la disciplina sea la misma. Pónganse de acuerdo con las medidas disciplinarias que tomarán, y cuándo. No duden en buscar ayuda profesional para mediar estas conversaciones o crear un espacio seguro en el que hablar de estos importantes temas.
El objetivo de la disciplina efectiva es criar un niño feliz y sano que entienda que en el mundo hay límites y consecuencias justas y coherentes para las conductas inapropiadas. En última instancia, gritar, insultar y pegar no son maneras eficaces de crear un ambiente en el que los niños puedan prosperar.
“This article appears courtesy of OneToughJob.org, a parenting website owned and operated by the Massachusetts Children’s Trust.”
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